sábado, 6 de marzo de 2004

Yo soy yo y mi fantasía

Si la famosa frase de Ortega, esa que define a uno como lo que es y sus circunstancias, fuera exacta, la vida sería una prisión insoportable donde todo sería calculable en hechos, una especie de infierno conductista. Yo prefiero a Girard que se podría parafrasear así: yo soy yo y mis envidias.

Tim Burton acaba de estrenar Big Fish donde el pasado de un hombre es pura fantasía y leyenda. Su hijo decide investigarlo para descubrir la verdad, pero lo que descubre es que esa fantasía representa mejor a su padre que los tristes hechos que vivió. Su padre no cabe en cuatro datos circunstanciales, su padre existe en el gran pez y la bruja del ojo de cristal. Nuestros sueños, dice Burton, nos definen mejor que nuestras “circunstancias”.

Howard Fast fue encarcelado por Macarthy, porque se negó a dar la lista del colectivo que ayudó a la República Española en Francia. “Espartaco” nació en ese cautiverio de tres meses.

Chesterton decía que el monárquico Walter Scott poseía de modo extraño el aliento de la Revolución porque consideraba que el lenguaje era el arma natural de los oprimidos. Howard Fast tiene la misma profunda intuición: “Espartaco” es una historia de las historias, narra cómo en los relatos y los natos que las comunidades hacen y deshacen viajan las semillas de revuelta contra el despotismo. En su celda de gladiador, "Espartaco había escuchado de labios de Crixo el relato de la continua e interminable lucha de los esclavos sicilianos". Los nombres de los esclavos rebeldes circulan de boca en boca, con esa magia y dureza diamantina que tienen los nombres propios, agujereando el silencio decretado por los romanos: Eunos, Athenion, Salvio... Espartaco sabe bien que las guerras se ganan ante todo en los imaginarios.

[BABELIA: El mito indestructible. Amador Fernández Savater]

El Cultural: Big Fish. Jesús Palacios. 4 de marzo de 2004
Babelia: El mito indestructible. Amador Fernández Savater. 6 de marzo de 2004.