jueves, 18 de julio de 2002

Autor o actor


Dice Descartes que durante una época prefería ser espectador más que actor de las obras que se representaban en el mundo. Corría el año 1620 y lo relata en El discurso del Método.

Esos no son los términos de Sartre, que además aboga por lo contrario. Sartre diría que no existe ninguna obra y que somos tan infinitamente libres que escribimos una en cada momento. Para Sartre no se trata de elegir entre ser un actor o un espectador, se trata de asumir o no asumir de una vez por todas que tú, y nadie más que tu escribes la historia de tu vida, no lo hacen tus padres, ni las circunstancias socio-históricas en las que tanto les gusta apoyarse a los vagos.

Lo malo de Sartre, al igual que de Descartes, es que no tiene gracia. Sartre no es un artista, y La Náusea es un poco aburrido. Pero Amenábar si lo es. Cuando dirige esa maravilla, aún no puesta en su justo lugar, que se llama Abre los ojos, un hombre se da cuenta de que vive una pesadilla, pero además se da cuenta de que él ha elegido vivirla. Por fin alguien da con la metáfora perfecta de lo que quería expresar Sartre.

Sin embargo, usted querido lector puede que sea un hombre muy ocupado para perder el tiempo con metáforas y filosofías que no sirven para nada. La belleza de Descartes no le va a decir nada y probablemente tampoco le alcance Amenábar. Hay hamburguesas y comida rápida que sirven para llevarle la misma cantidad de proteínas envasadas en un limpio envoltorio, van derechos al grano y vencen sus posibles reservas con unos incontestables casos particulares con nombres y apellidos, no se si reales o ficticios, probablemente no importe. Lo cierto es que si usted no tiene tiempo ni ganas, puede leerse un libro de auto-ayuda. Suelen ser malos y el de Wayne Dyer es quizas de lo mejor dentro del conjunto. Pero no se asombre por favor cuando lea que usted y nadie más es el autor de sus preocupaciones. Lo repito: ya lo habían dicho antes.

Wayne Dyer. Tus zonas Erróneas