sábado, 2 de marzo de 2002

Antes de Platón



1. Mileto 2. Efeso 3. Samos 4. Elea 5. Akragas 6. Klazomenai 7. Abdera 8. Lentini 9. Atenas

En Mileto (1) se inició la filosofía. Thales dijo que el mundo procedía del agua. Anaximandros vio el principio en la lucha. Todo tiene su contrario, el mundo es la lucha de los opuestos. Anaximenes dice que todo viene del aire. El valor de sus teorías es escaso, pero suponen un giro porque tratan de explicar el mundo a partir de supuestos racionales, sin intervención de dioses o mitos.

En Efeso (2) nace Heraklitos que dijo que no es posible bañarse dos veces en el mismo río. El mundo es un constante cambio, la aparente estabilidad se debe a una lógica de los procesos que él llama Logos.

Los pitagóricos constituían una secta y llegaron al poder en la ciudad de Crotone al sur de Italia, luego fueron perseguidos. Pitágoras era de Samos (3) descubrió que la música tenía una base numérica y afirmó que todo en el mundo la tiene.

Parménides nació en Elea (4). Postula que el cambio es imposible: el ser es, el no ser no es, por tanto no hay movimiento ni variedad. Todo es uno. Zenon, posterior él, expresa esta conceptión en paradojas, como la famosa de Aquiles y la tortuga.

En Akragas (5) nace Empedokles. Hereda de los milesios la explicación basada en elementos y de Parménides el dogma de que esos elementos son únicos e inmutables. Las cuatro raíces del mundo son el aire, el fuego, la tierra y el agua. Aplicados al hombre estos explican las enfermedades, la salud, y el temperamento, según domine uno u otro. En un mismo esfuerzo por conjugar el irrompible ser de Parménides con la variada realidad, Anaxágoras de Klazomenai (6) desarrolla una teoría de esencias inmutables, las homeomerías, que componen y explican la variedad del mundo. En su cosmología admite que la luna refleja la luz del sol, y este refleja la de otro cuerpo incandescente.

En la Atenas democrática floreció la oratoria, y con ella la profesión de los que cobraban por enseñarla. Los sofistas sentían poco respeto por la verdad, y aspiraban sólo a la credibilidad y la convicción, por eso proliferaron los demagogos. Protagoras (Abdera, 7) dice que el hombre es la medida de todas las cosas. Admite que hay verdades objetivas, pero otras son meramente subjetivas, y dependen del individuo. Gorgias de Lentini (8) enseñaba a defender cualquier argumento o su opuesto, descree de la verdad en favor de la retórica.

Sócrates siempre vivió en Atenas (9). Su humildad intelectual y su permanente cuestionamiento de las verdades aceptadas crearon una escuela que continuarían Platón y Aristóteles. Pero a diferencia de los sofistas, no se limitó a destruir los prejuicios, en su visión del mundo concibió el bien como una técnica o arete que era posible aprender.

Leukippos nació en Mileto (1) y sabemos de sus ideas a través de su discípulo Demokritos de Abdera (7). Formularon una teoría atomista del universo. De nuevo conjugan el ser inmutable de Parménides con la variedad. Los minúsculos átomos explican la variedad, el cambio, también la percepción, en la cual algunos átomos del cuerpo llegan a nuestros órganos de los sentidos.

La filosofía griega prearistotélica. Jesus Mosterín